¿Ciudad Inteligente? ¿Smart City? No importa, estamos todos invitados
Tradicionalmente las brechas generacionales, especialmente desde la primera revolución industrial y los éxodos rurales, han sido ideológicas y tecnológicas. Históricamente estas brechas se han hecho más evidentes en los siglos XX y XXI.
La velocidad con la que se ha propagado la tecnología en los últimos 70 años ha provocado una sensación de desconexión generacional entre la población de las ciudades, lo que podemos llamar el síndrome “En mis tiempos…”. Esto no es un hecho absoluto, pero está muy extendido y es admitido por casi toda la sociedad.
El acceso a la educación, a la información, la aparición del ocio y las “modas o tendencias” hace que las tres o cuatro generaciones que suelen convivir no se entiendan como deberían. Nacer en el momento en el que se mecanizó la sociedad o en el que ésta se digitalizó son momentos críticos para la sociedad, son etapas de la evolución social que, por definición, necesitan tiempo para adquirir madurez dado que no la tienen por sí mismas.
¿Es la Ciudad Inteligente excluyente? ¿Y la Smart City? Tampoco, son lo mismo. En la inmensa mayoría de aspectos que componen la ideología de las Smart Cities, hay un término en castellano para cada término en inglés. Digo que la inmensa mayoría porque para adaptar (castellanizar) una palabra inventada en otro idioma (es decir, sin traducción previa) siempre hace falta tiempo para que se consolide en su idioma nativo y, posteriormente, sea adoptada por otros.
Todos los conceptos nuevos e ideas asociados a las Ciudades Inteligentes irán progresivamente formando parte del vocabulario cotidiano de la ciudadanía porque no hay marcha atrás. Por este mismo motivo no hay que tener miedo a las novedades.
Generacionalmente no importa la edad, es una cuestión de actitud. El hecho de poder pedir citas electrónicas no es sino un ejemplo de la simplificación de cómo se puede llevar a cabo una gestión sin estar presente. Es el caso de las personas ancianas o discapacitadas. Es verdad que la primera vez que nos enfrentamos a un proceso o una forma nueva de hacer las cosas da un poco de vértigo… pero no es algo nuevo, lo hacemos todos los días. Bien es cierto que los cambios de paradigma requieren un cambio de mentalidad que es un proceso más lento, de ahí que las medidas de alfabetización digital, de formación y de capacitación, porque en la era digital se pueden personalizar la respuesta a una demanda ya sea esta global o particular.
De este modo los nuevos servicios y herramientas relacionados con las Ciudades Inteligentes no solamente están pensados para suplir las nuevas necesidades urbanas fruto de un mundo global, sino para dar respuesta a las necesidades y demandas que todavía no tienen una respuesta idónea. Tampoco hemos de pensar que la aparición de los productos y los elementos de las Ciudades Inteligentes va exclusivamente dirigida a la generación digital. En las Ciudades Inteligentes los ciudadanos son una pieza clave en el desarrollo de la ciudad, y las Administraciones Públicas tienen el objetivo de ofrecer nuevos y mejorados servicios.
Una Ciudad Inteligente, según la normativa UNE 178201:2016 (AENOR), se define así: Una ciudad justa y equitativa centrada en el ciudadano que mejora continuamente su sostenibilidad y resiliencia aprovechando el conocimiento y los recursos disponibles, en especial las Tecnologías de la Información y la Comunicación (TIC), para mejorar la calidad de vida, la eficiencia de los servicios urbanos, la innovación y competitividad sin comprometer las necesidades futuras en aspectos económicos, de gobernanza, sociales y medioambientales.
De este modo, no tiene sentido pensar que esta nueva forma de ver la ciudad no tenga como pieza central a sus ciudadanos. Todos los servicios tienen como prioridad en su concepción, diseño y materialización el ser universalmente accesibles:
- Servicios de cita previa cara al uso de los servicios públicos básicos como la sanidad, o la educación.
- Trámites, consultas, peticiones de información y modificación de datos de las administraciones locales.
- Accesibilidad física a sus infraestructuras y edificios públicos y privados.
En resumidas cuentas, aquí cabe todo el mundo. Esto trata de hacer las cosas más fáciles, eficientes y sostenibles. A diferencia de la ciudad tradicional, las Ciudades Inteligentes se plantean DESDE SU CONCEPCIÓN no ser excluyentes, buscar la cohesión, la sostenibilidad y la integración con ayuda de nuevas formas de pensar y de la tecnología.
Enlaces de interés:
http://www.aenor.es/aenor/normas/normas/fichanorma.asp?tipo=N&codigo=N0056504#.WpPCYHyQwdU